¿Quién no ha escuchado hablar sobre el famoso “peso ideal”? Un ideal que se centra erróneamente solo en el dígito reflejado en una balanza y que deja de lado aspectos muy importantes que hay que considerar a la hora de buscar la mejor composición corporal, más aún en el deporte.
Desafortunadamente un arrastre de patrones equívocos a lo largo de los años y de las distintas generaciones, sumado al conjunto de mala información, alias “desinformación”, los estereotipos estéticos, etc. llevaron a una fijación por ese número, sin importar la adquisición de buenos hábitos alimentarios, deduciendo equivocadamente que cuando uno se sube a la balanza todo ese número que ve es grasa ¡Pues no!
Vamos por partes.
Por empezar, la composición corporal y el peso dependen de distintos factores como la genética, alimentación, entrenamiento, historia deportiva, edad, entre otros, donde lo que realmente importa del peso no es tanto la cantidad, sino la calidad. Es decir, de qué está compuesto ese peso en cuanto a kilos de grasa, músculo, huesos, etc.
En estos tipos de deportes de resistencia, sobre todo el running, el peso suele ser un gran foco de preocupación ya que cobra bastante importancia en el rendimiento deportivo: para poder correr y trasladar el cuerpo durante todos los kilómetros y horas que requiera el entrenamiento o competencia, un par de kilos de grasa de más se hacen sentir, ya que el esfuerzo para trasladar ese peso deberá ser mayor.
Para ponértelo más claro, por ejemplo, a nivel elite tener dos kilos excesivos de tejido adiposo puede significar un minuto más en una prueba de 10.000 metros o seis centímetros menos en salto en alto. Para nada una pavada cuando se está buscando el máximo rendimiento, pero insisto, siempre hablando de composición, tejido adiposo, masa muscular, etc. y no sólo enfocando en la variable del peso.
Con el correr de los años, tanto el running como el ciclismo han sumado mucha gente a su práctica, lo cual es genial. Algunos de forma recreativa y con fines solo de hábito saludable y otros más enfocados en el deporte en sí y las competencias. El problema está en que a veces muchos de estos últimos deportistas corren teniendo un marcado sobrepeso lo cual no es nada bueno ya que predispone a problemas en las articulaciones por tener que soportar kilos de grasa extra, lesiones, fatiga, bajo rendimiento deportivo, etc. Para que te des una idea, aproximadamente cada 100g de peso extra, se incrementa un 1% el esfuerzo en la carrera, imagínate lo que pasa entonces si corres con 4 kg más de grasa.
El exceso de grasa en el deportista además tiene algunas desventajas puntuales como el aumento de la temperatura corporal, sensación de fatiga y dado a que no es un tejido que genere fuerza ya que no interviene en la contracción muscular, termina siendo un lastre.
Otro aspecto importante a tener en cuenta de la composición corporal es la masa muscular, que de hecho es la que genera el movimiento al actuar sobre las palancas que son los huesos. La cantidad óptima de músculo también es de suma importancia para disponer de la fuerza, potencia y/o resistencia necesarias para rendir al máximo en cada disciplina deportiva. Algunos deportes como el pedestrismo de fondo o ciclismo de ruta requieren masas musculares relativamente bajas, mientras que otros, como el fútbol americano, lanzamientos y halterofilia requieren de una musculatura importante.
También es importante la estructura ósea. No va ser lo mismo el rendimiento y éxito deportivo de aquella persona que tiene un esqueleto de 6 kg que el del que pesa 11 kg. Los corredores suelen tener esqueletos chiquitos, con diámetros óseos pequeños, lo cual los hace más “rápidos”. Pero esto no quiere decir que si tenés un esqueleto grande no puedas correr, en lo absoluto. Podés hacerlo sin ningún problema, pero si tu meta es salir primero en un 42K, vas a estar un poco en desventaja deportiva.
Es por esto que intentamos buscar no un peso ideal, sino una composición corporal ideal, tu composición ideal adaptada a tu estructura y donde la grasa esté bajita para poder favorecer el rendimiento. Estar liviano hace que uno gaste menos energía para correr a la misma velocidad, es decir que uno se vuelve más “económico”. Esto es muy importante, sobre todo si querés bajar los tiempos. Tener una composición corporal óptima será la clave.
Por esto es importante que no te quedes solo con lo que te muestra la balanza. Ese valor es súper inestable ¿Importa? Claro que sí, pero junto a la suma de los otros datos de composición corporal ya que por sí solo no nos dice nada. Por eso, intentá siempre conocer tu composición de la mano de un profesional de la salud que realice antropometrías y pueda darte a conocer estos datos para ayudarte a mejorar junto con la nutrición adecuada.
Foto de tapa: gentileza Diego Winitzky (click acá para acceder a su prfil de Facebook)
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