Los corredores, después de fijarnos un objetivo grande, como participar en ese maratón o trail que tanto soñamos, y de cumplirlo, sentimos un vacío que, coloquialmente, lo llamamos la “depre” o el “bajón” post competencia.
Ese síntoma, en la mayoría de los casos, los atletas no lo exteriorizamos porque nos da un poco de vergüenza. Sin embargo existe y es normal. Por lo que no tenemos que estar mal si lo sufrimos. Lo más importante es que sepamos que tiene solución.
Así lo aseguró la licenciada en Psicología Sabina Rodríguez (matrícula nacional nº 55.502), especialista en Psicología del Deporte y ultramaratonista de montaña; quien además es responsable del programa PsicoEntrenate , a través del cual asesora a deportistas y entrenadores para que aprendan a entrenar su mente, gestionen sus pensamientos y controlen sus emociones (hacé click acá para acceder a su Fan Page de Facebook).
Desde Mendoza Corre sentimos la obligación de subrayar que, en nuestros casi cinco años de existencia, con Sabina hemos tenido una de las mejores entrevistas, a través de la cual nos despejó todas las dudas y nos dio precisos consejos para superar lo que ella llama, desde su conocimiento e investigación profesional, “tristeza post competencia”.
“Es normal. La clave para superarla es la motivación”
Mendoza Corre: -¿Es normal el vacío que siente un ultramaratonista aficionado luego de cumplir su objetivo?
Sabina Rodríguez: Claro que sí. Lo importante acá será tener en cuenta que no se trata de tener algún problema psicológico el encontrarnos algo perdidos luego de un gran desafío. Es algo normal. Y ahora te voy a contar un poco el por qué.
En Psicología del Deporte abordamos las diversas habilidades psicológicas que posee el deportista. Entre ellas, nos encontramos con la motivación, que me parece que es la clave en este fenómeno que venís mencionando.
Sucede que si la motivación no se fomenta, se desvanece. Por ello es que siempre les recomiendo a los corredores que no sólo busquen el disfrute en las carreras, sino también en los entrenamientos que llevan a cabo, lo cual viene de la mano con que fijen junto a sus entrenadores no sólo objetivos de resultado sino también de proceso para sus desafíos.
Para aclarar un poquito esto, tenemos que remontarnos al concepto de motivación. El término motivación, proviene del origen latín “motivare” que significa mover, por lo cual si no hay movimiento no hay acción. Sería el motor que nos lleva a actuar.
Existen diferentes tipos de motivación, una orientada a un logro, que se relaciona con una motivación externa al deportista (una carrera, un podio, reconocimiento del otro), más dirigida a competir con los otros. Y otra orientada hacia la tarea, que se articula directamente con una motivación interna, intrínseca al deportista. Esta es la motivación que nos va a llevar a disfrutar no sólo de las carreras, sino de poner a nuestro cuerpo en movimiento. Y será justamente la que, en momentos posteriores a una gran competencia, nos vuelva a enchufar con el entrenamiento y el disfrute que nos permite sentir la actividad que realizamos.
“Prefiero llamarla la tristeza del corredor”
MC: – ¿Puede catalogarse eso como una «depresión»?
SR: – Coloquialmente se lo denomina como depresión post competencia o la tristeza del corredor… Soy más partidaria del segundo término en tanto sensación de nostalgia y desazón que se apodera del corredor. Luego de tanta estricta rutina diaria, esfuerzo, organización en nuestra vida y entrenamiento enfocado para la competencia, culmina el gran desafío, brindamos nuestra mejor versión y, después de la euforia del triunfo, nos quedamos con esa pregunta ¿y ahora qué sigue?
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que es un fenómeno natural, luego de tanta energía puesta en ello… pareciera que el corredor se siente vacío, luego de haberlo dejado todo en su gran competencia… Pero si nos damos el tiempo suficiente de descanso, volveremos lentamente a sentirnos a gusto con la actividad…
Luego del desafío, descanso físico y mental
MC: – ¿Cómo se hace para superar ese «bajón» post competencia?
SR: – En primera instancia, debe saber que es un fenómeno que puede aparecer y es normal que aparezca… Luego debe brindarse el tiempo prudencial de descanso físico y mental para que el deseo de volver a correr aparezca… El cuerpo, sobre todo luego de una ultramaratón, queda devastado, aún cuando no existan dolores aparentes. Los mismos órganos internos sufren la demanda de una larga cantidad de horas corriendo, el ciclo circadiano se modifica, se pasan muchas horas sin dormir, comiendo alimentos de rápida digestión por demás, algunos geles y cuestiones que no dan cuenta de un ritmo diario normal de alimentación; la hidratación por lo general no da abasto y se sufre un gran estrés mental… Desde lo psicológico, se pasa una larga jornada tomando decisiones constantemente, más allá de la planificación de la alimentación e hidratación, si surgen molestias estomacales, se debe decidir qué tomar y qué comer para no salir de carrera, qué piedra pisar para gastar menor energía, dónde correr y dónde caminar; uso de bastones, abrigo, si cambiarme la ropa en el puesto de abastecimiento (y qué me conviene cambiar)… Infinitos pensamientos que demandan atención y que hacen que realmente el corredor concluya agotado… Pensemos que esta planificación no empezó en la carrera, sino en los días previos a la misma, pensando qué vestir, qué llevar de alimentos encima, cuáles dejar en la bolsa (si la hubiera), qué tomar y cuándo, qué hacer frente a dolores musculares o estomacales, atender a los posibles imponderables y buscarles una solución previa por si llegaran a pasarnos… Son realmente muchas las cuestiones a las cuales como corredores atendemos en la previa y durante el desafío… cuando termina es completamente normal que nos agarre la tristeza del corredor… Pero entonces, ¿qué hacer puntualmente? Tomarse por lo menos dos semanas de descanso, en las cuales disfrutar de otras actividades sin culpas, salir con amigos, pasar tiempo con la familia, alimentarnos no tan ordenados y suplir los horarios de entrenamiento con lo que nos guste hacer… Si deseo salir a correr o andar en bici lo hago, pero me olvido de los tiempos, corro con amigos o para sentirme a mí mismo nuevamente en la actividad que amo…En este tiempo de descanso, reflexioná sobre vos mismo y tu actividad, y encontrá esa motivación que está dentro de ti, para descubrir realmente por qué hacés lo que hacés. Ahí viene la famosa pregunta ¿Por qué corro? Y el ¿por qué empecé a correr? Cuando te encuentres con ello, estarás preparado para seguir entrenando y mejorar.
Ahora sí, buscá otra meta: realista y alcanzable, pero que te implique un desafío y empieza a planificar los estímulos semanales junto a tu entrenador, de manera paulatina, ¡para ir entusiasmándote nuevamente en esto tan maravilloso que es correr!
En primera persona
Gracias por los consejos
Por Claudio Pereyra Moos
El trail runner se siente pleno en la montaña. La montaña le devuelve lo que la rutina citadina le arrebata. La montaña le aporta el ingrediente que en la vida diaria le falta. La montaña es «su» lugar en el mundo. La montaña le permite encontrarse con sí mismo.
Pero el tipo siente su mayor plenitud cuando asiste a una ultra maratón importante fuera de su provincia o del país: el objetivo que se fijó para su calendario deportivo anual al punto de convertirse en casi una obsesión.
El tipo se siente pleno, y hasta más joven, con la adrenalina que le aporta la previa: los preparativos del viaje; el viaje mismo, durante el cual repasa cada detalle de la estrategia de competencia; con llegar al lugar de la carrera y sentir la alegría de juntarse con amigos que la disciplina le regaló para intercambiar experiencias y anécdotas; con el momento único de la largada…
El tipo se siente vivo durante la carrera, aún cuando se le complicó la estrategia por algún imprevisto. Aún cuando «sufre» por el cansancio, el sueño e incluso por una lesión rebelde que conspira contra su objetivo. Es que allí, en los senderos, retorna a la infancia cuando trota como potro salvaje…
El tipo se siente feliz cuando cruza la meta. Es que es una sensación única cuando por su cabeza, cuan súper producción de Hollywood, se le suceden las fotografías de «su» película: la cara de cada ser amado al que le dedicó la carrera como forma de remendar la «culpa» que siente por el tiempo que les quitó por tantas horas de entrenamientos; cada paisaje bello que disfrutó durante las largas horas de trote; cada gota de sudor derramada en un proceso tan largo y sacrificado…
El éxtasis se prolonga inmediatamente después con el festejo post competencia. Siente el ego muy alto al exhibir orgulloso la medalla de finisher por las redes sociales. Siente un placer casi orgásmico cuando consume con fruición la cerveza y el lomo con papas fritas que se negó durante el último mes para cuidar la dieta pre competencia. Y cierra su círculo de felicidad cuando se repite así mismo, al borde de las lágrimas de emoción, «¡lo conseguí, lo conseguí, lo conseguí!»
Pero luego de tanta energía derramada, la noche post competencia, el tipo empieza a sentir un vacío. Vacío que se prolonga durante el viaje de regreso, que le cuesta horrores. Es que después de sentirse tan pleno, al tipo le suena en la cabeza eso de que «todo concluye al fin, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina…»
Y ahí nomás viene la pregunta inevitable y, en cierta medida, cruel: «¿y ahora qué?»
Cómo salir adelante
El relato que acaban de leer expresa el vacío que sentía el responsable de estas líneas que ya corrió más de 20 ultramaratones de montaña en todo el país y el mundo (Chile, Paraguay, España, Francia, Omán…)
Por eso estaba preocupado, y se preguntaba “¿seré un inconformista con tendencias depresivas?” En un principio lo ocultaba, por miedo al qué dirán. Afortunadamente se cruzó con un colega que, por casualidad, le expresó el mismo sentimiento. De esta manera se animó a comentarlo con otros trail runners viajeros que le dijeron lo mismo.
Afortunadamente, gracias al espíritu inquieto del trail runner, se cruzó con una colega ultramaratonista y psicóloga en una carrera (dónde si no). La profesional resultó ser Sabina Rodríguez, quien lo tranquilizó al explicarle que la “tristeza post competencia” es normal y tiene solución. Le dio consejos y, lo mejor, aceptó una entrevista para explicar este fenómeno a los lectores de Mendoza Corre.
Desde este espacio afirmamos, sin dudas, que el reportaje a la psicóloga del deporte que le ofrecemos a los lectores en esta nota fue el mejor de los casi 5 años de existencia de este diario digital. Esperamos que lo hayan disfrutado. Ojalá vengan más.
Foto portada: archivo, gentileza Ultra Trail Guaraní
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