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Polvo en el viento

Cierro los ojos
sólo por un momento
y el momento se ha ido…
Todos mis sueños
pasan ante mis ojos,
una curiosidad.

Polvo en el viento
todo lo que son mis sueños
es polvo en el viento.

La misma vieja canción,
sólo una gota de agua
en un mar inmenso.
Todo lo que hacemos,
se desmorona,
aunque no queramos verlo.

Polvo en el viento,
todo lo que somos
es polvo en el viento.

Ahora, no te aferres
nada es para siempre
salvo la Tierra y el cielo.
Se escapa, se escurre
y todo tu dinero
no comprará otro minuto.

Polvo en el viento
todo lo que somos es polvo en el viento.
Polvo en el viento
todo es polvo en el viento.

Kansas, Dust in the wind
del álbum Point of Know Return

Es inútil, siempre, más tarde o más temprano, generalmente más temprano que tarde, la dinámica de la vida pone al ser humano en su lugar, mandando al demonio su soberbia de creerse que está por encima de la madre Tierra.

“Filosofaba” esta tarde de encierro obligado por pandemia en mi departamento de tres ambientes mientras mis dudas existenciales aumentaban exponencialmente.

Sabemos que para los trail runners, acostumbrados a la libertad que nos regala la montaña, el enclaustramiento se hace difícil, por lo que la cabeza nos empieza a trabajar a mil.

Para pasar el mal trago, cerraba los ojos, me concentraba y trataba de transportarme, en un trote imaginario, a los cerros donde me siento feliz aún en soledad.

Durante ese “viaje” meditaba si nuestra precordillera norte, en un bello día de la primavera como el de hoy, nos estaría extrañando.

Así, recapacité y pensé que no podía ser tan soberbio en creer que los senderos y cerros mendocinos podrían clamar por nuestra presencia si, al fin y al cabo, no nos necesitan.

Entonces, ahí, en la soledad del encierro entre cuatro paredes, recordé lo pequeño que es el ser humano e, inmediatamente, recordé la mítica canción de Kansas con la que empiezo esta columna.

No somos más que polvo en el viento…

Para prueba está el maldito coronavirus COVID-19.

La soledad de la precordillera norte de Mendoza durante una tarde de pandemia.

Fotos: gentileza Cristian Alexis Amador

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Claudio Pereyra Moos

Periodista por pasión, más que por profesión. Ultramaratonista de montaña que corre tras ideales: traspasar metas de carreras difíciles, trabajar por una sociedad más justa, viajar para conocer nuevos horizontes.