No es noticia decir que Argentina pasa un difícil momento social producto del brutal ajuste que se está practicando, más, es justo decirlo, los terribles desaguisados que durante años se llevaron a cabo en materia económica en nuestro tristemente vapuleado país.
En este marco, el “universo del running” no puede escaparle a la crisis.
Es que los runners cambian hábitos ante la falta de dinero para afrontar los gastos de las inscripciones de las carreras. A su vez, los “profes” líderes de los teams agudizan su ingenio para no perder alumnos. Por su parte, los organizadores de eventos también deben reducir sus márgenes de rentabilidad para que sus competencias no fracasen.
La consecuencia del dólar barato
Enrique Eiras, de la Fundación Filípides, organizadora de nuestra querida MIM, subrayó que “la crisis afecta a nuestros eventos”.
En este sentido, destacó que, tras el éxito de convocatoria de la edición 2023, las expectativas que tenían este año era duplicar la cantidad de corredores. Sin embargo, el combo inflación y dólar “planchado” modificó radicalmente estos planes.
El emprendedor explicó que sus principales clientes son los extranjeros, especialmente brasileros y chilenos, que se quejan porque hoy, en dólares, Argentina está cara, producto de la brutal devaluación de diciembre. En este sentido, explicó: “Un pasaje San Pablo-Mendoza está en mil dólares y ven que la hotelería y gastronomía están muy caras. Entonces, prefieren irse a Europa o EEUU”.
Por otro lado, detalló que la inflación reinante perjudica mucho ya que los costos que deben afrontar aumentan constantemente cuando las inscripciones las largaron el año pasado. “A la gente (que trabaja para la MIM) le tenemos que pagar a valor del momento de la carrera”, ejemplificó. Y agregó: “Aún no lanzamos la venta del traslado (de los runners en micro a la largada) porque las empresas de transporte no cotizan porque el combustible aumenta permanentemente”.
Reclamo al sector turístico
Por último, Eiras lanzó una queja al empresariado turístico mendocino. “No colabora en nada”, bramó. Y se explayó: “Tienen una estrategia que se llama marketing parasitario: ‘como el evento lo hacés vos y la inversión la hacés vos, el riesgo lo tomás vos, para qué voy a invertir yo, si total la gente va a venir lo mismo…’ Es ingrato no recibir apoyo”, acotó. Y remató: “Se sientan a esperar, cazan en el zoológico en vez de hacer ofertas proactivas con los organizadores de los eventos”.
“Las inscripciones bajaron”
Hablamos de una carrera “top” como la MIM.
Pero, ¿qué pasa con los eventos más chicos?
También les llegó la crisis.
En este sentido, hablamos con Guillermo Fernando Moreno, presidente de AMaVet (Asociación Maratonistas Veteranos), ONG deportiva que tiene un circuito anual de unas 10 competencias.
El dirigente afirmó que en las dos carreras que su agrupación llevó a cabo este año la cantidad de participantes disminuyó en un 10%, aproximadamente, respecto a 2023.
Asimismo, destacó que esta merma no la pueden contrarrestar con inscripciones más baratas porque la inflación es implacable con los costos de los eventos. Entonces, ¿qué hacen? Apelan a la fidelidad de sus corredores y les piden comprensión porque deben bajar los beneficios: por ejemplo, no contratan empresas de medición de tiempos por chip y el cronometraje lo hacen ellos de manera manual. También “ajustaron” las premiaciones. Como política proactiva, tratan de seducir a los teams con descuentos para inscripciones masivas.
“La crisis afecta”
Para medir el pulso de lo que pasa en el “universo runner” también acudimos a la opinión de los titulares de empresas medidoras de tiempos y organizadoras de eventos deportivos.
“La crisis afecta”, sentenció Diego Urabayen, de TYR Argentina. El CEO de la firma de medición de tiempos subrayó que se han caído carreras por la crisis, como por ejemplo la Corrida Internacional de Diario Crónica de Comodoro Rivadavia. Luego, puso otro ejemplo: el circuito Río Cuarto Trail Running, que todos los años propone tres competencias, en 2024 realizará solamente dos. Asimismo, en lo particular de su empresa, destacó que algunos de sus clientes habituales le han dicho que no y migraron a otras propuestas más económicas “resignando calidad en el servicio”. En cuanto a la cantidad de participantes en las carreras, nota una baja sensible. “El runner ha cambiado sus hábitos, estudia cada propuesta y corre menos”, destacó.
Con esta última afirmación coincide Carlos Gutiérrez, de Sport Timer. “La crisis golpeó a todos y el running no es la excepción. Ahora, el runner no elije la carrera por su atractivo sino por el factor económico: antes preguntaba los detalles de la competencia y ahora lo primero que hace es preguntar el precio de la inscripción. También ve más allá del valor de la inscripción porque, además, se acuerda de los costos de traslados, comida, etc. Hoy es muy raro que un atleta corra dos competencias al mes, corre una, y con suerte”.
También acudimos a Edgardo “Negro” Torres, de MLT Eventos, quien opina que los runners, hoy, por la crisis, se inclinan por competencias más locales. En esta línea, contó que para no perder clientes “hemos reducido el costo de las inscripciones”. Sin embargo, afirmó que no resignan servicios al corredor. “Siempre mantenemos el nivel y calidad de nuestros eventos”, aseguró.
Empatizar
Acudimos a líderes de algunos teams de running para ver qué pasa en este segmento del mercado.
Acá, casi todos los consultados afirmaron que la crisis los golpeó porque algunos alumnos les dicen que se van porque no pueden seguir pagando las cuotas que, en general, oscilan entre los 9 mil y 10 mil pesos por mes.
La estrategia que usan ante esta realidad es empatizar con sus atletas y buscar una solución porque, afirman, quieren que sus “chicos” sigan en la senda de la vida saludable que les brinda el running.
Verónica Del Popolo, de Mujeres que Corren, destaca que siente una disminución en la cantidad de alumnos, más allá de la baja estacional que todos los años tiene en el verano. “He tenido bajas por cuestiones económicas, pero lo hemos hablado para llegar a un acuerdo. También no he subido las cuotas según los índices de inflación. Tratamos de que la gente siga asistiendo para seguir con el hábito del deporte, más allá de la crisis”.
Por su parte, Eve Arbitelli, de EMPower, también acude a la misma herramienta que su colega: empatizar con sus alumnos y tratar de llegar a un acuerdo para que no pierdan la oportunidad de seguir entrenando. “El hábito de entrenar no es fácil adquirlo y no queremos que lo pierdan”, destacó la “profe”.
También pedimos la opinión de Juan José Altamirano de Alto Running un team muy numeroso que está repartido en grupos de diferentes segmentos (Mujeres, Caminantes, Trail, etc.) en todo el Gran Mendoza. “Gracias a Dios estamos bien”, aseguró por lo que dejó entrever que a su equipo la crisis no lo afectó.
¡Último momento!
Un signo más de la crisis en el running es que en abril no se llevará a cabo la Maratón Aniversario Rivadavia.
Esta carrera se realizaba de manera ininterrumpida desde 1978, salvo, claro está, el año de la pandemia (2020).
Una noticia que seguramente entristecerá a muchos runners del Este, empezando por Rivadavia, y de Mendoza en general, ya que es una de las más esperadas del calendario provincial.
La lamentable noticia la pudimos corroborar de la boca del Coordinador de Deportes del municipio rivadaviense, el profesor Rodrigo Godoy.
El funcionario señaló que “no hay plata” para garantizar un evento de calidad por lo que optaron desde su comuna priorizar otras áreas del deporte social.
Sin duda alguna, una decisión lamentable ya que, como dijimos, esta carrera es una de las más tradicionales de Mendoza, al punto que algunos historiadores afirman que es la que más años se realizó de manera ininterrumpida. Esto se corrobora en que se inició en 1978, gobierno militar, y luego, ya en democracia, todas las gestiones, sin distinción de color político, la continuaron.
“La imaginación al poder” se decía en la década del ’60 del siglo pasado. Una cualidad que parece escasear en la municipalidad. Sostenemos que un evento de este tipo, bien organizado, no puede traer pérdidas, o, a lo sumo sería mínimamente deficitaria, saldo negativo que se compensaría con los cientos de personas que visitan Rivadavia ese día, dejando actividad económica a comerciantes, especialmente del rubro gastronómico.
