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Alcohol y deporte

El gran talón de Aquiles para muchos está en la mayoría de las reuniones sociales y, cómo no, para celebrar después de un entrenamiento. Ni hablar si las temperaturas del verano están presentes. El oponente más difícil de negociar con los pacientes en las consultas. Es cuasi como una persona más, siempre presente.

¿Es acaso la pareja “tóxica” del deportista?

Resulta ser que el alcohol a pesar de no ser un macronutriente como los hidratos, proteínas y grasas, también aporta Kcal, pero nada nutritivas. Por eso es que decimos que aporta calorías vacías. Y es que no solo que no nutre sino que desnutre e interfiere en la absorción de nutrientes.

Aporta unas 7 Kcal por cada gramo. Cada una de esas calorías, totalmente vacías. Aunque, obviamente, existen grandes diferencias en el aporte ya que no es lo mismo una copa de vino que tomar un Campari, por ejemplo. Y no estoy diciendo que tu vida tenga que ser incompatible con la bebida sino que disminuyas su consumo al máximo y lo dejes para aquellas ocasiones eventuales, sobre todo alejado de los entrenamientos y más aún si hay competencias de por medio.

Pero, ¿por qué? Por varias razones.

La primera: alteración en la composición corporal con el aumento de peso a base de masa grasa. Si querés rendir mejor, lejos está tu deseo de sumar unos kilos de grasa.

Muchas veces hemos oído hablar del famoso “el alcohol fija las grasas”. En realidad, lo que sucede es que, a diferencia de los alimentos, que necesitan un proceso de digestión, el alcohol se absorbe directamente a la circulación sanguínea. Una parte es absorbida cuando está en la boca, pero la mayoría pasa al estómago, donde comienza a metabolizarse y el resto pasa al intestino delgado donde es absorbido y transportado al hígado para ser metabolizado y convertirse en “energía”, impidiendo así la correcta metabolización de hidratos de carbono y grasas, favoreciendo el aumento de peso.

Sucede que el alcohol, en el hígado, compite con estos macronutrientes por ser metabolizado y si sumamos a que, por lo general, cuando se consume alcohol viene acompañado de algún combito extra de alimentos no tan saludables: papas fritas, comida chatarra, gaseosas, etc. el panorama es un poco peor.

Entonces no es que fije las grasas, sino que no permite que esas grasas sean usadas como fuente de energía.

Al ser el alcohol un tóxico para el cuerpo, lo primero que querrá el organismo es quitárselo de encima por lo que si te comiste un asado con papas fritas acompañado de medio kilo de pan, una picadita y de postre una buena porción de chocotorta, todo esto a la par de unos buenos vasos de alcohol, la primera energía que tu cuerpo va a usar será la que obtenga del alcohol y luego la de todo el resto, que si no es utilizada, y acá viene la parte fea, se guardará como grasa.

La segunda: dificulta los procesos de recuperación.

El alcohol retrasa los procesos para recuperar los depósitos de glucógeno luego del ejercicio físico, entorpeciendo así los procesos de recuperación y haciéndolos más lentos.

Además de esto, el consumo en grandes cantidades altera la calidad y la cantidad de sueño perjudicando el descanso, pilar fundamental para un buen rendimiento deportivo y la recuperación. 

La tercera: tiene la particularidad de tener un efecto diurético, es decir que aumenta la producción de orina. Es por esto que como deportista perderías parte de tus líquidos corporales y estarías parcialmente deshidratado, afectando negativamente el rendimiento. Además también perderías sales importantes afectando el equilibrio mineral y aumentando así  la probabilidad de tener calambres musculares.

Estas son sólo algunas de las desventajas, y hay muchas más, pero, para que esta nota no te arruine el día, existen algunas recomendaciones que podés tomar en cuenta para poder disfrutar bebiendo con moderación cuando la situación lo requiera y afectes lo menos posible tu vida deportiva:

1- Comé algo antes o mientras estés bebiendo.

2- Si vas a tomar después del entrenamiento, consumí primero algo con hidratos de carbono para ayudar a reponer las pérdidas de glucógeno e hidratate primero con bebidas no alcohólicas.

3- Intentá que tus hábitos de descanso, sueño, alimentación e hidratación estén correctos para evitar empeorar los posibles síntomas.

Fotos: archivo, gentileza K Series

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Belén Yaquinez