¿Qué runner no ha sufrido alguna vez una maldita ampolla que puso en peligro la maratón de calle o el ultratrail que preparó durante un año largo de sacrificados entrenamientos a punto de convertirse en una obsesión?
Pues bien, para que sepas prevenir esa maldita patología que más de una vez te hizo, literalmente, ver las estrellas, consultamos a la podóloga de Mendoza Corre Cecilia Fernández (*) quien nos explicó qué son, cómo se previenen y cómo tratarlas si aparecen durante una carrera.
A continuación una entrevista que no tiene desperdicio:
-Aunque parezca una perogrullada, ¿qué son las ampollas y por qué se producen?
-La ampolla es «un mecanismo de defensa de la piel» que consiste en una lesión palpable, elevada, circunscrita y con contenido líquido, que por lo general es suero, aunque también puede ser sangre.
Según el tamaño, se clasifican en ampollas, vesículas o flictenas siendo estas dos últimas de menor diámetro.
Según la localización de más superficial a más profunda, se clasifican en subcorneas (debajo del estrato corneo), intraepidermicas (localización en la epidermis) y subcutáneas (ubicadas en la dermis).
Como te comenté, las ampollas de las que hablamos (hay enfermedades de la piel que cursan con ampollas) son un mecanismo de defensa de la piel, es decir una reacción a una «agresión» externa que puede ser variable, por ejemplo quemaduras, roces, fricción, maceración, etc. En el caso de los corredores, el calzado y las costuras de las medias suele ser motivo de la aparición de ampollas en los pies durante el entrenamiento o la carrera, que incluso puede provocar impotencia funcional debido al aumento del dolor.
-¿Cómo podemos prevenirlas?
-La primera y más simple recomendación, siempre, es en torno a la media y a la zapatilla.
Las medias deben ajustarse al pie, se recomienda: que sean elastizadas a la altura del arco para evitar que se deslice con el movimiento; que no tengan costuras internas, y, en caso de tenerlas, usarlas al revés para que las costuras no lesionen la zona de los dedos ni el tobillo, dos zonas de frecuentes ampollas; que sean transpirables, a fin de evitar el exceso de humedad y cambios en la textura del material.
Con respecto al calzado, se sugiere que:
-No debe ser demasiado ancho ni largo para evitar desplazamiento excesivo del pie durante el trote. Tampoco muy ajustado, ya que el pie se dilata durante la actividad, la medida es «el pie entra cómodo en la zapatilla, más un dedo».
-Evitar costuras internas en las zonas de prominencias óseas.
-No estrenar calzado el día de la competencia, ni aún una semana antes. Solo se debe usar el calzado para competir cuando conocemos el comportamiento de éste durante el trote o la carrera.
-Usar el calzado específico para la actividad que se desarrolla, ya sea calle, sendero o cerros pues las suelas de los mismos tienen tracciones distintas en cada terreno y ello puede resultar en aumento de la fricción y el roce.
Otra medida de prevención es colocar buena cantidad de crema en la zona de roces antes del entrenamiento. Aunque el uso de la vaselina en estas zonas es muy efectivo también.
Cabe destacar que mantener la piel hidratada, tanto por la ingesta de líquidos como por los cuidados cosméticos, disminuirá la aparición de ampollas y flictenas.
-Estamos en una carrera larga como un trail de montaña y se nos producen ampollas, ¿qué podemos hacer para aunque sea mitigar el mal momento?
-Muchas veces hemos pensado en dejar una competencia debido al dolor que producen, otras veces se han destechado solas y otras tantas nos tentamos a hacerlo nosotros mismos.
Yo recomiendo llevar en el kit un apósito transparente llamado Tegaderm para aplicar en la zona de la ampolla, si ésta aparece. Este parche permitirá que la piel respire, evitará que entren microorganismos, reforzará la zona afectada para que no continúe lesionándose.
También hay otros apósitos, como el duoderm con partículas hidrocoloides (gel hidroactivo) que protegen la herida, forman una capa de gel e hidrata las terminales nerviosas para disminuir el dolor.
El uso de los parches es muy conveniente ya que el grosor es mínimo, no se desprenden una vez colocados y protegen la lesión por varios días (soportan los baños) y por otro lado, son económicos y fáciles de transportar.
-¿Dónde suelen aparecer ampollas?
-Las zonas de más incidencia de las ampollas es en el 5° dedo, en el primer dedo, en la primera cabeza metatarsiana, en la inserción del tendón de aquiles y en la apófisis estiloides del 5° metatarsiano.
-Una vez que tenemos las ampollas, ¿cuál es la manera más adecuada de tratarlas?
-Las ampollas generalmente se resuelven solas y la recomendación es no destecharlas ya que el contenido de la misma es lo que ayudará a regenerar más rápido el estrato afectado.
Ahora bien, pueden presentar complicaciones, como por ejemplo una infección, para lo cual es necesario consultar a un profesional que indicará una crema antibiótica y medidas terapéuticas acordes. En este caso, casi siempre es necesario drenar el contenido purulento.
En el caso de corredores inmunosuprimidos (diabéticos, con tratamientos reumatológicos, oncológicos, etc.) el seguimiento profesional es indispensable.
(*) Cecilia Fernández es podóloga con título universitario matrícula 309. Docente de la cátedra de «Ortopodología» de la Universidad Maza, donde también estuvo a cargo de la cátedra «Podología Deportiva”. En su currículum también figura ser docente de «Prácticas Profesionalizantes» del I.E.S. 9021 y ser actualmente la responsable del consultorio Podología Integral Cuyo sito en San Juan de Dios 140, esquina Florida, de Dorrego (click acá para ir a su Fan Page de Facebook).
Foto Tapa: archivo Patagonia Run 2018 (Diego Costantini)
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