Lorena y Anabel Sánchez cumplieron ayer con su objetivo de correr 60 kilómetros (km) para recaudar alimentos no perecederos para familias vulnerables de barrios del Oeste de la Ciudad de Mendoza.
Durante la cruzada deportiva, las “hermanas solidarias” recibieron el apoyo de mucha gente que expresaba en la ruta su adhesión aplaudiendo o tocando bocina.
Calor desde la distancia
Asimismo, “Lore” y “Ana” sentían el aliento de cientos de colegas runners que se sumaron a su propuesta de manera simbólica.
Es que ellas, a partir de su ejemplo, habían convocado a una carrera virtual cuyo valor de inscripción sería un alimento no perecedero.
Afortunadamente les fue muy bien porque lo que recolectaron les servirá para armar 120 cajas navideñas para otras tantas familias vulnerables de los barrios del Oeste de la Ciudad de Mendoza.

El circuito
Las “hermanas solidarias” cruzaron buena parte de Luján de Cuyo uniendo al trote Vallecitos con el distrito Vertientes del Pedemonte, exactamente a la altura de la estación de servicio YPF sita en Panamericana casi Guardia Vieja.
Sin duda un desafío por demás exigente ya que, al ser bajada constante, cuádriceps, rodillas y tobillos trabajaron el doble. Ayudó a cumplir el difícil objetivo la contemplación de los hermosos paisajes que fueron disfrutando a medida que avanzaban: los caracoles de Vallecitos, Las Vegas, El Salto, Potrerillos (la villa y su embalse), Cacheuta, Blanco Encalada…
En un principio, la idea era unir Vallecitos con la YPF sita en la intersección de las rutas nacionales 7 y 40, pero decidieron cambiar el plan por una cuestión de seguridad y así pasar por el perilago de Potrerillos.
Crónica de una carrera color esperanza
Las atletas salieron desde el destacamento de Vallecitos a las 5 y media de la mañana, aproximadamente, cuando aún estaba oscuro y hacía frío, aunque la entonación de las estrofas del himno nacional hizo entrar en calor a las deportistas.
El primer tramo estuvo a cargo de Anabel ya que a ella le gusta el trail y el trayecto de los caracoles es todo de tierra.
Una cinta celeste y blanca sirvió de testigo para que las hermanas se fueran turnando en los relevos, que eran cada 10 km. Los colores patrios también se hicieron presentes en más de una oportunidad cuando las runners desplegaban una inmensa bandera nacional.
Anabel nos dijo por qué le dieron un tinte patriótico a su cruzada: “Creemos que es una forma de motivar a la Argentina. Hemos pasado tiempos muy difíciles por la pandemia. Vivimos un tiempo en España y siempre quisimos volver por el amor que le tenemos a nuestra Patria. Queremos ser útiles a nuestro país y trabajar para ayudarnos entre todos”.
El sostén de la familia fue fundamental para que todo fuera más llevadero. Sus padres las asistían con alimentos y bebidas que cargaban en el auto que las escoltaba y las ayudaba a correr protegidas. Pero sin duda que lo que más las motivaba eran Valentina y Nahir, las hijas mayores de Anabel y Lorena, respectivamente.
Los kilómetros fueron pasando hasta que, casi a las 11:30 AM, la emoción llegó a su punto culmine cuando se corrió el último kilómetro, cuando Anabel se sumó al trote de Lorena para que ambas cruzaran el arco de llegada que dispuso el profesor Agustín Boeck del team Alto Running.
A partir de ahí todo fue emoción: besos, lágrimas y abrazos.
Terminó así una carrera color esperanza…
Fotos y videos: gentileza Anabel y Lorena Sánchez
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