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Manos y pies fríos, corazón caliente…

El cielo escupe agua violentamente. Soplan fuertes ráfagas de viento, con picos de más de 50 kilómetros por hora. La sensación térmica ronda los seis grados centígrados bajo cero. El frío congela manos y pies, al punto del dolor, primero, y de la insensibilidad, después…

El atleta extraña a lo que más quiere en su vida. A su esposa Marcela y al fruto de su amor en común: su bebé Guillermina. Se imagina que sus papás y hermanas le hacen el aguante allá lejos, en su Mendoza. No puede olvidar a sus compañeros de entrenamiento Lucas, Agustín y Fabián: ellos seguirán su rendimiento a miles de kilómetros porque entre los cuatro tejieron no sólo una sana camaradería runner sino una amistad entrañable, forjada tras horas y horas de trote en común.
El frío duele. Pero el mayor dolor que siente el tipo no es por las extremas condiciones del tiempo sino el derivado de la soledad.
Tanto que está al borde de emocionarse.
No obstante, como buen runner cabeza dura, él dará todo por su objetivo: correr los 42 kilómetros en menos de tres horas.
Así dará un paso decisivo de un sueño que hace años lo desvela: ser el primer mendocino en correr las seis World Marathon Majors por debajo de los 180 minutos: ya lo consiguió en Nueva York 2016 (2:56) y en Chicago 2017 (2:52). Ahora lo intentará en Boston. Luego vendrán Berlín, Londres y Tokio.
El soñador es Federico Peñaloza, un ingeniero industrial que trabaja en el área de post venta del concesionario Yacopini Mercedes Benz. Un joven que se destaca por su capacidad de trabajo, lo cual no le impide soñar en grande desde el deporte, la actividad que lo llena como persona y le permite potenciar sus capacidades profesionales.

Federico Peñaloza tiene una vida dedicada al deporte.
“No esperaba ser el mejor argentino”
“Fede” corrió el lunes la famosa Maratón de Boston, tras poco más de dos horas y 53 minutos de frenético tote.
Con ese tiempo, este año, logró ser el mejor de los argentinos presentes en la tradicional carrera que conmovió al mundo deportivo en 2013 por un atentado terrorista que costó la vida de tres espectadores y más de 200 heridos.
“No esperaba ser el mejor argentino”, declaró vía WhatsApp, a Mendoza Corre.
“Mi tercera Major
“Esta fue la tercera Major que corro, todas por debajo de las 3 horas, y vamos bien encaminados”, contó Federico, luego de explicar que su objetivo es correr las seis maratones más prestigiosas del mundo por debajo de los 180 minutos.
El mendocino detalló que su idea en Boston “era llegar a las dos horas 45 minutos para clasificar directamente a Londres”, lo cual le fue imposible por las condiciones extremas del tiempo; por lo que ahora, en septiembre, va “a apuntar los cañones a un mejor desempeño en Berlín”.
Si todo le sale bien al maratonista luego vendrán Londres y Tokio.
“Estuvo muy complicada”
Fede explicó que la carrera “estuvo muy complicada porque en todo el trayecto hubo mucho viento en contra o de costado. También sufrí mucho el frío: en la largada la sensación térmica rondaba los seis grados centígrados bajo cero. Además la lluvia era muy agresiva. Por momentos la visibilidad no era mayor a 50 metros. Tenía que mantener la vista baja porque cuando la lluvia me pegaba en los ojos me dolía, sentía como que caían pequeñitas piedras de granizo…”
A la hora de describir las consecuencias del frío, el atleta contó que “lo curioso, que no había sentido antes en una largada, fue que, si bien había entrado en calor, no sentía ni las manos ni los pies”. Luego con el típico optimismo runner describió que “lo chistoso fue que llegaba a los puestos de hidratación y no podía agarrar los vasos, estaba torpe, se me escapaban porque no podía abrir y cerrar las manos…”

Fede junto a su esposa Marcela y su hija Guillermina.
Sentida dedicatoria
El ingeniero dedicó la carrera “a las dos personas que no me pudieron acompañar hasta tan lejos: mi esposa Marcela y mi hija Guillermina. Es duro viajar tan lejos solo ya que estoy acostumbrado a tener el apoyo de ellas. También a mis viejos y hermanas que me estuvieron siguiendo y haciendo  todo el aguante desde allá. Obvio al grupo con el que corro, mis tres amigos que sentí que estaban atentos a cada kilómetro que hacía”.
Federico no entrena en un team sino que lo hace junto a los experimentados runners “Lucas Demarque, que su mejor tiempo en maratón es de dos horas 46 minutos (Buenos Aires); Agustín Cereda y Fabián Pérez, que se dedica a la montaña pero ahora está a full con la calle. Los tres van a correr la media maratón de Asics en Buenos Aires a fin de este mes”.
Necesita apoyo
Federico está empeñado en cumplir con su objetivo a como dé lugar pero, claro, tiene el problema de todo atleta amateur: los límites económicos.
Nuestro maratonista explicó que desde la subsecretaría de Deportes obtuvo un subsidio cuando corrió en Chicago 2017 “pero para esta carrera no me lo pudieron otorgar. Espero contar con ellos para Berlín en septiembre”.
Más allá de una posible ayuda estatal, en casos como este debería aparecer un sponsor privado que ayude a un atleta amateur como Federico. Creemos que sponsorear a un deportista de sus características no sólo sería un acto de responsabilidad social empresaria sino también una buena medida de marketing.
Contamos esto a los efectos de no herir la susceptibilidad de algún funcionario sensible que cuando desde este espacio reclamamos apoyo a nuestros deportistas cree que le estamos haciendo alguna imputación personal, cuando desde Mendoza Corre sostenemos que el financiamiento del deporte no debe pasar únicamente por la “teta del Estado” sino también por el aporte privado.

Federico junto a sus amigos de entrenamiento.



Pura mística


La Maratón de Boston 2018 tuvo todos los condimentos para el guión de una excelente película cinematográfica que refleje el espíritu de superación que ayuda a forjar el deporte y el valor que tiene la coherencia en la vida de las personas.

Para esta carrera, los favoritos eran los maratonistas africanos profesionales y sin embargo se la terminó llevando un japonés amateur, empleado a tiempo completo en una escuela estatal de su país, que rechaza los sponsors para no ser condicionado.

Los ganadores de la #BostonMarathon. Foto: Facebook, gentileza Boston Marathon.

En efecto, Yuki Kawauchi, contra todos los pronósticos, terminó llevándose la carrera tras un andar constante y coherente, como el de su vida: no cede sus principios ante la tentación de los dólares de las multinacionales del deporte.

A Yuki, el «corredor del pueblo», sin duda alguna, lo ayudó el terrible tiempo que asoló la primavera de Boston: un frío que calaba los huesos, con un viento fortísimo y una lluvia persistente. Acostumbrado a correr en condiciones extremas pudo mantener un andar constante que, a la larga, le permitió superar en los últimos kilómetros al favorito, el keniata Geoffrey Kirui. El tiempo del ganador: dos horas 15 minutos y 58 segundos.

En tanto que entre las Damas, el condimento épico no estuvo ausente: luego de 33 años terminó ganando una estadounidense, Desirée Linden (2:39:54). La norteamericana, de raíces latinas, también ganó beneficiada por las condiciones extremas que se presentaron: la  etíope Mamitu Daska y la keniata Gladys Chesire, afectadas por el frío, no pudieron mantener un ritmo constante y, cuando nadie lo esperaba, terminaron cediendo ante el avance demoledor de Linden.

Fotos: Facebook, gentileza Federico Peñaloza
Nota: las fotos de Federico Peñaloza en esta nota son de archivo, no de la Maratón de Boston.
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Claudio Pereyra Moos

Periodista por pasión, más que por profesión. Ultramaratonista de montaña que corre tras ideales: traspasar metas de carreras difíciles, trabajar por una sociedad más justa, viajar para conocer nuevos horizontes.