Linda historia es la de Luciano Taccone y Romina Biagioli, atletas elites y olímpicos que viajan por el mundo para hacer lo que más les gusta: practicar el triatlón.
A pesar de lo difícil que es vivir de su pasión, lo pudieron lograr, no sin una cuota tremenda de trabajo, disciplina y, sobre todo, amor.
Es que el quilmeño y la cordobesa, desde hace mucho tiempo, son pareja y comparten todo: desde los entrenamientos hasta las mieles del éxito, pasando por las amarguras que, cada tanto, el deporte sabe brindar o las diferencias que, inevitables, aparecen en la convivencia diaria.
Mendoza Corre pudo mantener un cálido reportaje con Luciano, donde nos contó los planes futuros de ambos y donde nos explicó qué se siente vivir junto a la persona que amás cuando comparte con vos un mismo horizonte deportivo.
No pudimos encontrar un mejor momento para hablar sobre el presente y futuro de los quizás mejores exponentes que actualmente tiene Argentina en la disciplina de las pruebas combinadas.
Es que Romi acaba de culminar su participación en los JJOO de Tokio luego de una clasificación muy compleja, lesiones incluidas. Asimismo, Luciano, si bien no logró participar en la máxima cita del deporte mundial, sí consiguió acompañar a la delegación que viajó a tierras niponas para colaborar en la preparación de su pareja y dedicarse a diversos temas, relaciones públicas incluidas.
Actualmente, él se quedó en México para competir en algunos triatlones, aprovechando el verano en el hemisferio norte y así no interrumpir su preparación constante. Ella, luego de estar varada unos 10 días, retornó a nuestro país para encarar una recuperación física por unas lesiones que la aquejan luego del durísimo proceso clasificatorio olímpico.
Cara y ceca
Al preguntarle qué se siente convivir con una mujer que comparte tu misma pasión, Luciano cuenta que “está buenísimo porque entendemos los momentos de cada uno, especialmente cuando uno está con un objetivo importante. Sabemos cómo acompañarnos porque la vida del atleta es difícil, porque hay momentos en los que se tiene que enfocar demasiado en los objetivos. Hay que entender cuando el otro está con la mente en algún lado y entender los cambios de humor cuando estamos cansados, porque los atletas vivimos cansados porque entrenamos muchas horas semanales…”
Sin embargo, el bonaerense opina que esa misma dinámica de vida “a veces complica las cosas porque estamos mucho tiempo juntos. Prácticamente todas las actividades las hacemos juntos y a veces se necesita un respiro. Y eso es lo difícil. Por eso, es hermoso, por un lado, y, a veces, es difícil encontrar un equilibrio para llevarnos bien en determinados momentos.”
Pero, a pesar de todo, Luciano recalca y subraya que “nos encanta poder compartir esta pasión. Gracias al triatlón hemos tenido la posibilidad de viajar un montón juntos, momentos que no todo el mundo puede vivir y compartir con su pareja. Por eso estamos tan agradecidos al deporte”.
Y en esta línea de ideas, destaca lo que ambos vivieron y compartieron en los recientes JJOO de Tokio. “Conseguimos que la pudiera acompañar. Así, el último mes me dediqué a ayudarla a ella; no dejé de entrenar, pero dejé mi preparación para hacerle de sparring y para que pudiera llegar lo mejor posible”.
Nunca detenerse, siempre adelante
Luego de hablar de las cosas personales, llegó el momento de hablar del futuro deportivo.
Así las cosas, Luciano, luego de participar en Río 2016 y de no poder clasificar a Tokio 2020, consignó que considera concluido su ciclo olímpico como triatleta y que, de ahora en más, su objetivo es dedicarse a las grandes distancias.
Romi en cambio, el año que viene, comenzará a competir para sumar los puntos necesarios que le permitan llegar a París 2024.
En este marco, concluida la cita olímpica, ambos marcharon a México para correr diversos tanto en tierras aztecas como en EEUU, aprovechando el verano en el norte del continente.
Sin embargo, la cordobesa, por culpa de una lesión en un tendón de Aquiles que se le fue agravando con el transcurrir de la clasificación a Tokio 2020, prefirió encarar su recuperación en Argentina. Recordemos, además, que en el largo camino a tierras niponas sufrió un accidente en bicicleta que le costó una fractura de costilla.
Los objetivos inmediatos y mediatos
“Mi plan ahora –aseguró Luciano– es dedicarme a las largas distancias. Tenía pensado correr la 70.3 Cozumel a fines de septiembre. También tengo ganas de preparar un Iron Man, para lo cual tengo dos posibilidades: o Florianópolis, que no tiene fecha confirmada y en Cozumel hay uno a fin de año”.
Respecto a si trabajaría para ir a París 2024, el bonaerense aseguró que “no haría un ciclo olímpico, aunque no descarto, quizás, clasificar para un Odesur o Panamericano. Mi foco va a estar en las largas distancias”, insistió.
En cuanto a Romina, “ella tenía pensado quedarse acá para hacer unas carreras, entre ellas el mundial de 70.3 en EEUU, plaza que ganó el año pasado en Cozumel, o hacer el 70.3 Cozumel nuevamente. El tema es que terminó muy rota entre la caída y la lesión del tendón. Por eso tiene que volver a Argentina a recuperarse bien y desistió porque quiere hacer un ciclo olímpico más, quiere apuntar a París 2024: el año que viene empezaría la clasificación y son dos años de sumar puntos. Tiene además como objetivo los Juegos Odesur y Panamericanos que son el paso previo a los JJOO”.
Cómo viven
Luciano y Romina, a pesar de las dificultades del deporte no convencional en la Argentina, pueden vivir de su pasión. “Nos dedicamos al triatlón. Somos atletas semi profesionales: vivimos de esto pero no hacemos una diferencia económica; nuestros sostenes son las becas, los sponsors y los premios de las carreras”, aseguró el quilmeño.
Fotos: gentileza Luciano Taccone y Romina Biagioli
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Muy buena nota. Saludos desde San Martín