El responsable de TYR Argentina, Diego Urabayen, asegura que falta mucho para que nuestros eventos deportivos estén en el nivel que se merece una plaza como la mendocina.
El titular de la empresa de medición de tiempos, que tiene una rica trayectoria en el rubro que incluye trabajos en prestigiosas competencias latinoamericanas, es terminante cuando se le consulta sobre la calidad de las carreras en Mendoza.
“Estamos muy lejos de los estándares que se manejan afuera de la provincia y del país. Distan de ser los ideales”, afirma este porteño, mendocino por adopción, que recorrió varios países de nuestro continente midiendo tiempos en eventos tan trascendentes como el Iron Man de Cozumel 2016, el de la histórica Gran Final de la ITU donde los hermanos británicos Brownlee llegaron de la mano.
“Todo es muy básico”
En una cálida charla que mantuvo con Mendoza Corre, en un bar de nuestro Parque San Martín, el encargado de la franquicia de la empresa mexicana Tiempos y Resultados (TYR) se pone serio, al borde del enojo, fiel a la sangre vasca que le corre por las venas, cuando se le consulta sobre la calidad de las carreras que se organizan en nuestra provincia.
“Acá todo es muy básico”, empieza contestando Urabayen.
Entonces, se detiene para beber un sorbo de café, quizás para que no se le enfríe, porque la charla se hizo más larga de lo esperado. O probablemente para pensar los ejemplos que desgranará, casi compulsivamente, con su fuerte temperamento.
Así, con el ceño fruncido descerraja: “Acá en ningún maratón, por más prestigioso que se lo quiera presentar, a los runners se les toman los tiempos parciales de carrera, que deberían ser cada 5 kilómetros. Ni siquiera sé si se cronometra la largada. Eso es básico. Para verlo no hay que ir a Europa o EEUU, sino que tenés que cruzar la cordillera, porque en Chile lo hacen…”
Y como en este caso para muestra no basta un botón, sino varios, sigue dando ejemplos: “En casi ninguna carrera de trail running se cronometra la largada. Yo, por ejemplo, cuando cronometro la X-Treme Race de Córdoba, una vez que largan los atletas, me comunico inmediatamente con la organización y les digo ‘largaron tantos’. Es fundamental no sólo por la calidad del cronometraje sino por una cuestión de seguridad porque así los organizadores llevan un buen control y saben cuántos trail runners tienen que llegar a cada punto y pueden detectar si se les perdió alguno en el camino”.
“En el MTB, ni hablar”, continúa. Y agrega: “Todavía cronometran a mano y en muchas llegadas tienen que hacer los bretes (una especie de embudo para que los bikers formen una fila india) para poder controlar los tiempos de a uno…”
Y para culminar su sucesión de ejemplos se refiere a las carreras de ciclismo de ruta: “Para medir los tiempos no usan chips. Tampoco tienen photo-finish…”
Al consultarle las causas de este trabajo “básico”, Urabayen opina que, entre otras cosas, se debe a que los organizadores de eventos deportivos consideran al cronometraje “como un rubro más” y no le prestan la debida atención. “Algunos compran sus equipos (de cronometraje) y no pueden hacer todo a la vez. En mi opinión, el cronometraje debe llevarlo a cabo una empresa especializada”.
Falta legislación
Pero al referirse a la calidad de los eventos, no sólo provinciales sino nacionales, el empresario “timer” considera que en el país “no hay una legislación que gestione y regule los eventos deportivos. Así cualquiera se larga a organizar y, a veces, sale cada cosa…»
La situación económica influye
Urabayen conjetura que esta precariedad también se debe a la situación económica del país y las pocas oportunidades para las inversiones que dan las diferentes políticas económicas que se implementan.
Así ejemplifica que “casi no hay carreras que ofrezcan medallas finisher de calidad. Y pasa porque hay que importarlas y los costos se van a las nubes”.
En esta línea también opina que hay “pocas empresas que quieran esponsorizar eventos deportivos, porque el Estado no ofrece, por ejemplo, desgravaciones impositivas. Así, los organizadores se ven obligados a achicar gastos y eso va en detrimento de la calidad”.
Historia signada por los viajes
Diego Urabayen hace casi una década que vive en Mendoza, a la que llegó para hacer trabajos informáticos para la Cooperativa Farmacéutica Mendoza.
Sin embargo, antes anduvo, siempre desempeñándose en el rubro de la computación, por diversos países de Latinoamérica como Costa Rica, Colombia, Chile o México.
Cuando estaba en Colombia, allá por el 2008, trabajó para Entusmarcas colaborando en los sistemas de inscripción y de publicación de los eventos deportivos que la empresa mexicana cronometraba en su país. “Trabajaba vía remota”, rememora Diego.
Merced a la calidad del trabajo que hacía y a la amistad que lo unía a los propietarios del emprendimiento, Rodrigo Calderón y Oscar Miramontes, es que poco a poco se fue sumando al mundo del cronometraje deportivo. Así las cosas, de un día para el otro, se lo vio en Cancún midiendo los tiempos del Triatlón Xel-Ha.
Pasó el tiempo y Entusmarcas se fusionó con AS Deporte y así nació la hoy prestigiosa marca internacional TYR, con la cual Diego siguió colaborando, vía remota o presencial, cubriendo importantes eventos internacionales.
Así, cuando recaló en Mendoza, luego de un tiempo trabajando para la Cooperativa Farmacéutica Mendoza, es que Calderón le ofreció, primero, trabajar a tiempo completo para TYR vía remota. Y luego, le cedió los equipos necesarios para que la empresa “timer” tuviera presencia en Argentina. De esta manera, poco a poco, se fue metiendo en el mundo deportivo del país y de la provincia.
Un espacio para la nostalgia
Al margen de cubrir prestigiosas citas deportivas de nivel mundial, Diego se detiene, nostálgico en la primera carrera que cronometró en Mendoza.
“Una que se realizó frente a la actual Playa de Luján. Ni me acuerdo el nombre. No la cobré porque estaba probando los equipos que me había facilitado de México Rodrigo (Calderón)”, relata.
Una empresa familiar
TYR Argentina es una típica PYME familiar.
La encabeza Diego pero la lleva junto a su concuñado, Raúl Benegas, su esposa Paola y sus cinco hijos que lo acompañan a todas las carreras: Federico (18), Sol (17), Agustina (15), Camila (14) y Santiago (7).
También, cuando lo necesita, contrata en forma eventual a varios amigos del ambiente runner mendocino.
Testigo privilegiado de un evento histórico
Durante su largo trayecto laboral Urabayen tuvo la oportunidad de estar en muchos países latinoamericanos midiendo tiempos de prestigiosas competencias deportivas.
Por ejemplo estuvo en el Iron Man de Cozumel de 2016, la Gran Final de la ITU (International Triathlon Union) que ganó el sudafricano Henri Schoeman, pero que pasó a la historia porque los hermanos Jonathan y Alistair Brownlee llegaron a la meta de la mano porque el primero estuvo al borde del colapso.
Acá está bueno detenernos un instante porque Diego nos ofreció un video inédito de la mítica final que te mostramos a continuación:
Currículum timer
Aparte del triatlón de Cozumel 2016, donde fue el responsable de los tiempos de la Age Group y del Acuatlón, Urabayen cronometró, entre otras competencias: los triatlones Vendimia y de Formosa; el primer Iron Man Argentina 70.3 Buenos Aires; el Half Triatlón La Paz, Entre Ríos; las maratones de Córdoba 2016 y 2017; El Cruce Columbia 2016; el X-Terra de Paraguay; el Sudamericano de Aguas Abiertas Juvenil de Iquique 2019; las pruebas de natación de los Juegos Sudamericanos 2018 de Cochabamba, Bolivia; los 21K de Santiago de Chile 2019; los 10K de La Ruta de las Iglesias de Quito, Ecuador, donde participaron unos 15 mil atletas; las últimas dos ediciones de la X-Race de Córdoba; los 180K de ciclismo de la Gran Fondo Nueva York de San Luis, Potrero de los Funes.
Por otro lado, hace cuatros años, Diego también se dedica a dar charlas de capacitación sobre cronometraje deportivo, incluso en el extranjero.
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Felicito a Diego por su labor y aporte al mundo del running Mendocino. Su testimonio sincero es muy importante para ser concientes de donde estamos y cuanto nos falta para llegar.