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“Alta” exigencia nocturna

Más de 70 trail runners participaron del 5º Cruce Nocturno Villavicencio-Uspallata de Alto Running (AR), una travesía fascinante que constituyó un entrenamiento de lujo para que los atletas probaran sus aptitudes para desafíos importantes como ultramaratones o maratones de montaña.

El recorrido se hizo entre la noche del sábado y la madrugada del domingo pasados por la histórica Ruta Provincial 52, entre el emblemático Gran Hotel Villavicencio, de la reserva homónima, y las instalaciones del Grupo de Artillería de Montaña (GAM) 8 de Uspallata.
La propuesta del team de Juan José Altamirano consistió en que los trail runners podían optar diferentes distancias: 10K, 20K, 30K, 40K y 55K. Lo bueno fue que cada uno podía ir probándose e ir cambiando de distancia: si, por ejemplo, elegía 10K y veía que podía más se tiraba a los 20K y así sucesivamente.
La prueba fue de autosuficiencia, es decir que cada uno debía llevar su equipamiento y alimentación necesarios para completar el desafío. Los organizadores sólo proveían la hidratación cada 10K y supervisaban durante el recorrido que todo anduviera bien para atender cualquier imprevisto.

La alegría de enfrentar un gran desafío nocturno… Foto: gentileza Juan José Altamirano
El circuito
Caro Pelayes y Euge Huerta en el punto más alto del
recorrido: la famosa Cruz de Paramillos. Foto: Facebook,
gentileza de Caro Pelayes.

La distancia más larga consistió en 53,5K con un desnivel acumulado positivo de 1.241 metros y uno negativo de 1.065 metros.

El punto de partida fue a los 1.700 msnm aproximadamente; a los 25,5K, en la famosa Cruz de Paramillos, el punto más alto del recorrido, se pasaban los 2.900 msnm y en el punto de llegada se descendía a los 2.000 msnm.
Como se ve, el circuito fue muy demandante porque predominaba el ascenso por sobre el descenso: para las distancias de 10K y 20K era todo subida; mientras que los que optaron 30K tenían apenas 4,5K de descenso y los de 40K bajaban 14,5K. Los que se animaron a la máxima distancia descendieron 28K, por sobre 25,5K de ascenso, pero el desnivel positivo fue mayor, lo que marca la exigencia de la pendiente.
El recorrido fue enteramente por la descuidada y maltratada Ruta Provincial 52, por lo que el terreno presentó piedras rebeldes que se multiplicaban y los trail runners debieron lidiar con pozos traicioneros y algo de ripio.
 
Maravilla
Pero a los obstáculos físicos y psicológicos que propuso el recorrido se le antepuso el éxtasis que provoca trotar de noche por una zona maravillosa plena de riqueza natural e histórica.
Es que no tiene precio correr o trotar por la precordillera con un cielo plenamente estrellado, bajo los efectos del aroma cautivante de su flora autóctona y de la sinfonía extasiante de sus sonidos nocturnos.
Ni qué hablar de las sensaciones que provocan los misterios que encierran las siluetas de los numerosos sitios históricos que propone el camino de las “365 curvas”, tal como se la denomina a la Ruta Provincial 52

Trotar de noche por los caracoles de Villavicencio es espectacular. Foto: gentileza Juan José Altamirano.
Allí estuvieron para despertar la curiosidad de hasta los más indiferentes la formación geológica “El Balcón”, la casilla de piedra del “Viejo Telégrafo”, la “Cruz de Paramillos”, el “Recordatorio de la Travesía del Ejército de Los Andes”, las ruinas de la “Mina de Paramillos”, el “Puesto Agua de la Zorra”, el “Recordatorio del Gaucho Cubillos” o el cerro Tunduqueral, que se pasó por el costado ya en el último tramo de la travesía, poco antes de llegar a Uspallata.

Sólo los que vivieron esta experiencia pueden contar lo que se siente ir subiendo por los caracoles de Villavicencio y ver, a lo lejos, las luces del Gran Mendoza y reafirmar el apotegma de que “desde arriba las cosas se ven con una perspectiva distinta…”

Será por eso que los montañeses y trail runners son seres especiales que ven la vida de manera diferente…

Euge Ber, Agos Lorenzo y Nahuel en el K30 del recorrido. Foto: Facebook, gentileza de Juan José Altamirano.



“Altas” apostillas

 
El Cruce de AR fue cardioseguro porque Instituto
Austral proveyó un desfibrilador para atender
eventuales emergencias. Foto: gentileza Alto
Running.

Buen tiempo. Las cualidades del recorrido se pudieron disfrutar a pleno gracias a un tiempo ideal para la práctica deportiva al aire libre: fresco y no frío. Sin embargo hay que destacar que en el último tramo del ascenso el aire comenzó a helarse por los efectos de la altura.

 
Cruce cardioseguro. La travesía se corrió bajo el concepto de Instituto Austral (hacé click  acá para conocer su Fan Page de Facebook) quien facilitó a los organizadores un Desfibrilador Externo Automático (DEA) para atender cualquier emergencia que felizmente no sucedió.
 
“Alta” buena onda. Como siempre ocurre en las salidas de AR, lo que sobran son sonrisas y camaradería. A la felicidad de los deportistas por el objetivo cumplido, se le sumó el espíritu de equipo, que destacó Juanjo Altamirano. En este sentido resaltó el ejemplo de su alumna Claudia Ferro, quien a pesar de no correr por lesión fue parte de la travesía apoyando a los atletas haciendo el recorrido en su auto.
 
Logística. 5 miembros del staff de AR supervisaron la travesía en tres autos, a lo que se le sumaron tres micros en los que se trasladaron a los atletas desde Ciudad al Gran Hotel Potrerillos y desde el punto donde culminaban su trote hasta el GAM 8. En las instalaciones militares, los deportistas se pudieron bañar, descansar y desayunar.

¡Selfie al trote! Fernanda Máspoli y Franco Silvetti a poco de culminar los 53,5K. Foto: Facebook, gentileza Fernanda Máspoli
“Alta” convocatoria. 74 trail runners fueron parte de esta experiencia: 10 se animaron a la máxima distancia, 5 a los 40K, 30 a los 30K, 20 a los 20K y el resto a los 10K. Casi todos hicieron más kilómetros de los que habían previsto inicialmente.
 
Lo que viene. Una vez concluido el cruce nocturno de AR, su líder y coach Juan José Altamirano se mostró satisfecho porque todo había salido bien y anunció la próxima actividad de su team: será el domingo 20 de noviembre en el barrio privado Las Retamas, donde se desarrollará la carrera de 10K del Circuito Giménez Riilli (hacé click acá para acceder al evento de Facebook y ver más detalles).

Vane Cañás Vicens no oculta su alegría al llegar a la puerta del GAM 8 y completar los 53,5K de la máxima distancia.
Probarse a uno mismo
Por Claudio Pereyra Moos
Las travesías como el  5º Cruce Nocturno Villavicencio-Uspallata son muy útiles para los aficionados a las carreras aventura, especialmente a las ultramaratones de montaña.
Es que en las grandes distancias siempre se hacen largos recorridos de noche, nunca faltan tramos de la competencia que se deben afrontar en absoluta soledad y frecuentemente se tienen que sortear imprevistos.
Este evento de autosuficiencia puso a prueba a quienes lo enfrentaron porque se las tuvieron que ver con esas circunstancias: se hizo de noche, sí o sí hubo trayectos que hicieron solos y debieron enfrentar un cambio de tiempo cuando partieron con un aire fresco y tuvieron que vérselas con el frío cuando llegaron a Paramillos.
Estos fondos sirven para medirse si se está capacitado para enfrentar  situaciones difíciles en una competencia.
También para probarse a uno mismo frente a las adversidades, las que no sólo se presentan en las carreras sino en la vida.

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Claudio Pereyra Moos

Periodista por pasión, más que por profesión. Ultramaratonista de montaña que corre tras ideales: traspasar metas de carreras difíciles, trabajar por una sociedad más justa, viajar para conocer nuevos horizontes.