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Y sí, es un “Mostro”

Cristian en distintos tramos de las 12 horas de la ultra Madre de Ciudades.

Con una marca de 122,258 kilómetros (km), Cristian Malgioglio se quedó con las 12 horas de la ultramaratón Madre de Ciudades, que se llevó a cabo entre la noche del sábado y la madrugada del domingo pasados en Santiago del Estero.

El “Mostro” debutó exitosamente en esta modalidad de ultradistancia (ya había transitado en las seis horas), a pesar de las adversidades que tuvo que afrontar: calor sofocante, humedad pegajosa y la inexperiencia por transitar en una especialidad desconocida para él.

El escenario

La competencia se desarrolló en un circuito de 1.620 metros (m) de extensión que, con dos rotondas en sus extremos, se dibujó sobre el boulevard Doctor Larreina, sito a la vera del río Dulce.

El alvearense por adopción lo definió como “muy lindo y agradable para correr” porque, “en un margen, teníamos el río y, en el opuesto, un parque”. No obstante apuntó como desventaja que el piso era de hormigón, lo cual, para correr tanta horas, constituyó una superficie menos amigable que, por ejemplo, el asfalto.

El tiempo

Un factor fundamental en el rendimiento de los atletas fue el calor, aún a pesar de que la competencia se desarrolló principalmente de noche porque empezó a las 08:00 PM del sábado y concluyó a las 08:00 AM del domingo.

Al respecto, el profesor de educación física señaló que “el tiempo no fue el adecuado” porque “por la noche hacían más de 20ºC”. Sin embargo se permitió una alegre ironía al celebrar que “lo que tuvo de bueno es que los días anteriores estuvieron peores” que la jornada de la carrera.

En este sentido, con su habitual docencia, explicó que “la temperatura adecuada para un maratón está entre los 7ºC y 8ºC. A mayor temperatura la pérdida de fluidos y minerales aumenta, lo cual influye en el rendimiento, especialmente al final de la competencia”.

Sin embargo, subrayó que “sabía que esas eran las condiciones y yo entreno con mucho calor, generalmente el segundo turno lo hago a la siesta. Por lo tanto, si bien me influyó en el rendimiento, tengo tolerancia a las altas temperaturas”.

La estrategia

El líder del Team Olímpico detalló que el objetivo que se había planteado era “llegar a los 120 km, para lo cual hay que correr a un promedio final de 6 minutos. Correr dos o tres horas a un ritmo de 6 minutos no es nada del otro mundo, pero 12 horas, al menos en mi caso, significaba un gran desafío”.

Por eso se propuso como estrategia “fraccionar la carrera en lapsos de 15 km, para correr a un ritmo de entre 5 minutos y 5 minutos y 20 segundos, para detenerme y tener un margen de 4 o 5 minutos para alimentarme en los avituallamientos”.

El error “garrafal”

El experimentado atleta destacó que al principio todo marchó como lo había planeado, pero que se equivocó al detenerse muy poco en los puntos de asistencia, donde lo esperaba su esposa Adela Barrios con comida e hidratación.

Preso de la vorágine a la que lo llevó su entusiasmo, “no siempre comí lo que debí. Había que detenerse bien, comer con calma un buen volumen de comida y arrancar. Paraba solamente 30 segundos, por lo que descuidé la alimentación. Saqué cuentas y únicamente consumí tres naranjas, una banana y un cuarto de palta. Y, sobre el final, algo de Coca Cola. O sea nada. Fue un error garrafal”.

Experiencia y trabajo de años

Cristian consideró que pudo sortear los problemas gracias a los 35 años ininterrumpidos de entrenamiento que acredita y al exigente plan que siguió para el desafío en tierras santiagueñas.

Al respecto opinó: “Intuyo que pude terminar por el gran volumen de entrenamiento que tengo tras 35 años, la base aeróbica y la experiencia. Para esta carrera llegué a meter en una semana 312 km, o sea 45 km diarios, el máximo de mi vida. Llegué muy bien entrenado”.

Las crisis

El “Mostro” aseguró que en la ultra del fin de semana pasado no chocó una sola vez, sino varias veces contra el famoso muro de los maratonistas.

En este sentido consignó que “fue una carrera de muchas crisis, no como en el maratón que hay una entre los 30 a 35 km. En ésta se manifestó muchas veces. La primera fue a las 5 horas. Se me cruzó por la cabeza, tras 60 km con un dolor en el glúteo, ‘voy a pasar por donde están los chicos abasteciéndome y les digo que levanten todo que me voy a comer una pizza’ ¡Imaginate que como celíaco no puedo comer pizzas, pero la cabeza me traicionaba!”.

Luego agregó que “la gran crisis fue faltando tres horas, donde, francamente, uno deja de ser dueño de la situación, lo único que se puede hacer es resistir, tolerar lo que venga y aguantar hasta el final. Tenía muchos deseos de pararme, de caminar, porque la fatiga fisiológica y muscular era extrema. Pero me volví a convencer, recurrí a la Coca Cola, que fue lo que me salvó, porque a cada vuelta que pasaba tomaba dos vasos y continuaba. A esa altura, no era el ritmo lo que había que priorizar sino el no parar. Finalmente fueron casi 123 km, mejor de lo que esperaba, muy bueno para un debut”, concluyó.

El futuro

A pesar de sus 48 años, Cristian sigue fijándose desafíos a superar.

“Mi objetivo es llegar a las 24 horas y, si el cuerpo me da, hacer locuras peores. Pero todo a su tiempo. Aunque parezca mentira, para las distancias largas soy joven. He visto que, por ejemplo, hay una carrera que une Melbourne con Sydney, o sea 1.000 km, donde participan corredores por encima de los 50 años y cercanos a los 60. Parece ser que, a esa edad, un cuerpo bien entrenado se vuelve apto para correr ultra distancias”.

Insaciable

Malgioglio explicó por qué tiene la necesidad de buscar nuevas cosas. “Porque a mí me retrotraen a mi época de novato: debutar en las 12 horas me hizo acordar cuando saltaba de distancia. Luego de 35 años corriendo es vital fijarse nuevos desafíos porque si te quedás en lo mismo, las distancias que hacés dejan de ser un desafío y se transforman en rutina. Así, en algún momento, te ‘perdonas’ y te das más licencias que las debidas y eso no me gusta”.

Al respecto, rememoró que a “la mayoría de los atletas de mi generación de los ’80 que no corren los he visto al costado de mi camino y me miran con admiración y se les nota un dejo de tristeza por no hacer lo que les gusta. Por eso, más allá de los achaques de la edad, es mucho mejor estar adentro que afuera… Sigo en camino y estoy muy motivado a los 48 años. Una anécdota: durante la pandemia me mandó un mensaje el Indio Cortínez, a quien siempre admiré. Y me dijo: ‘te vi en una foto impecable, que admiración te tengo’. A mí me pareció increíble que él me viera a la vuelta de los años como referente. Eso motiva mucho y me ayuda a sobrellevar las pérdidas de determinadas cualidades (atléticas) por la edad. Estoy contento y saludable”, concluyó optimista.

Más mendocinos destacados

Aparte de las 12 horas, en Santiago del Estero se desarrollaron las seis horas y las 24 horas, más una carrera «integrativa» de tres horas.

En esta última competencia tres mendocinos, todos entrenados por Malgioglio, tuvieron una gran perfomance.

Así las cosas, Ángela Leyton concluyó primera con un registro de 32,560 km, seguida por la también Team Olímpico María Isabel Mazzuchi (30,932 km).

Por el lado de los varones, Julio Coronel salió segundo al lograr correr 34,188 km.

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Claudio Pereyra Moos

Periodista por pasión, más que por profesión. Ultramaratonista de montaña que corre tras ideales: traspasar metas de carreras difíciles, trabajar por una sociedad más justa, viajar para conocer nuevos horizontes.