El SwimRun nació en Suecia cerca del 2006 y cada día suma más adeptos en el mundo porque es una disciplina divertida que genera sensaciones hasta ahora desconocidas en el mundo de las pruebas combinadas.
En Argentina llegó de la mano de los chicos de INRACE, un grupo de atletas aficionados al aquatlón que ya organizó una prueba piloto en marzo y que el 5 de noviembre propondrá la primera competencia formal.
El escenario será la coqueta ciudad neuquina de Piedra del Águila que ofrecerá sus bellos paisajes con divertidos senderos para los tramos de trail y las aguas del lago formado por la represa que regula las aguas del río Limay.
El circuito
Esquemáticamente, los atletas correrán 5 kilómetros (km), luego nadarán 300 a 400 metros (m), correrán unos 500 m, nadarán 300 a 400 m, correrán 100 m, nadarán 450 m, correrán 200 m, nadarán 600 a 700 m y concluirán con unos 2 km de trail.
El terreno donde se trotará propondrá de todo: huellas, senderos con piedras, roca, arena y barro. El agua del Limay, a esa altura del año, regalará una temperatura que oscilará en torno a los 15 grados Celcius.
A continuación, te proponemos que veas este video donde la profesora de educación física Andrea Copa, oriunda de Piedra del Águila y directora de la prueba, nos brinda detalles del circuito y nos da tips para participar de una competencia de SwimRun:
Cómo inscribirse
Si querés participar de esta fascinante experiencia, podés anotarte on line haciendo click acá.
INRACE además organizó una pueba de aquatlón el 10 de diciembre en la maravillosa Villa La Angostura, a la cual también podés inscribirte haciendo click acá.
Origen del SwimRun (*)
En el verano europeo de 2002, los hermanos suecos Mats y Jesper Andersson estaban con sus amigos Anders Malm y Janne Lindberg en un bar con vistas al archipiélago de Estocolmo. Las servilletas llevaban impreso un mapa del archipiélago con todas sus islas. En algún momento de la velada, a alguno se le ocurrió que tal vez se podría recorrer esa distancia, nadando de isla en isla y pasando por encima de cada una de ellas hasta la siguiente. La distancia total era de 75 km, de los cuales 10 km eran a nado.
Seducidos por cumplir un desafío importante, acordaron competir en equipos de dos y tenían que registrarse en cada uno de los tres restaurantes de la ruta, llevando consigo todo lo que utilizaran a lo largo de los 75 km. Decidieron que el perdedor debería pagar la fiesta post competencia. Tardaron 28 horas y la hazaña la repitieron un año después.
En 2006, a Michael Lemmel y Mats Skott les preguntaron si podían hacer una carrera oficial de su loco desafío. El primer par de años, solo once equipos tomaron la salida y solo dos lograron terminar dentro de los límites de tiempo. Los participantes aprendieron que la única manera de competir era no detenerse ni un segundo, nada de calzarse y descalzarse o quitarse y ponerse el neopreno.
Desde 2006, en ese mismo recorrido, se celebra el campeonato del mundo de SwimRun, el Ötillö SwimRun World Championship. Lo que empezó como una apuesta en un bar, se ha convertido en un deporte de mucho auge en Europa. Erika Rosenbaum, una de las ganadoras de ÖtillÖ 2011, fue a la que se le ocurrió el nombre de la flamante disciplina.
(*) Fuente: Runners World España.
