A casi un año de la declaración de la cuarentena por la pandemia que nos cambió la vida para siempre, es bueno hablar de las consecuencias que tuvo para nuestras vidas de deportistas la enfermedad del COVID-19.
En este sentido a los atletas nos afectó directamente porque, primero que nada, modificó nuestros hábitos de entrenamientos y de alimentación, que ya hemos tocado en otras notas, especialmente cuando estuvimos confinados en nuestras casas (ir a la sección Vida Sana haciendo click acá).
Pero además es fundamental abordar con mucho cuidado cómo un deportista debe afrontar sus entrenamientos luego de haberse recuperado de la enfermedad provocada por el virus SARS-CoV-2.
Para ello recurrimos al médico cardiólogo Sebastián Wolff, quien, junto a otros prestigiosos profesionales de la salud, elaboró un documento titulado “Recomendaciones del Grupo de Cardiología del Ejercicio para el retorno gradual a la actividad deportiva en tiempos de la Pandemia COVID-19”.
Generalidades del COVID-19
Antes de hablar qué debemos hacer, es bueno saber que “la enfermedad COVID-19 es producida por el virus SARS-CoV-2 de la familia coronavirus, que se transmite por gotas de saliva portadoras del virus tanto a través del aire como por contacto de superficies contaminadas (donde puede permanecer activo por varios días). Es una enfermedad sistémica que afecta al hígado, riñón, cerebro y, especialmente, al pulmón y corazón”.
El documento que consultamos destaca que “la sintomatología aparece en promedio 5 a 6 días después del contacto con una persona infectada. El curso clínico es muy variado. La gran mayoría son asintomáticos o con cuadros leves (80%), de aproximadamente 12 días de duración. Un 14% tiene cuadros severos y una minoría con cuadros críticos (5%), que se presentan como neumonías bilaterales preferentemente de localización periférica, con falla respiratoria aguda que pueden llegar a un síndrome de distrés respiratorio agudo, falla multisistémica y coagulopatía protrombótica, que requieren de diversas medidas de soporte, incluida la ventilación mecánica”.
Pero también pueden presentarse complicaciones cardiovasculares como miocarditis que “podría dejar secuelas crónicas (fibrosis)”, “injuria miocárdica”; “disfunción ventricular derecha” y “eventos isquémicos cardiovasculares”.
Baja letalidad
El estudio afirma que “el COVID-19 tiene una letalidad que fluctúa entre el 1 y 10%, dependiendo de la edad, comorbilidades preexistentes (enfermedad pulmonar y cardiopatía previa, cáncer, diabetes mellitus, hipertensión arterial con daño de órgano blanco, enfermedad renal o hepática crónica y otras enfermedades crónicas) y, sobre todo, de la severidad del cuadro clínico”.
Diagnóstico
El diagnóstico “se realiza por sospecha clínica ante síntomas como fiebre, tos, falta de aire, fatiga, odinofagia, mialgias y cefalea. Menos frecuentes son diarrea, náuseas y ocasionalmente hiposmia y ageusia o disgeusia. Se confirma con el test PCR específico para SARS CoV-2 (hisopado nasal) o retrospectivamente con niveles de anticuerpos IgM o IgG en sangre”.
Cómo prevenirla
El estudio en el que participó el doctor Wolff subraya que, ante la ausencia de la vacunación, “la mejor estrategia para combatirla es la prevención del contagio que se obtiene con medidas de cuarentena, distanciamiento social, uso de mascarillas y lavado de manos. Las estrategias públicas deben cumplir con la tríada de testear, trazar y aislar”.
Qué hacer luego de la enfermedad
Si un deportista tuvo la mala suerte de contagiarse con el virus SARS-CoV-2, una vez superada la enfermedad (obviamente con el seguimiento médico correspondiente), debe retornar a la actividad gradualmente y, por supuesto, después de haberse hecho los chequeos correspondientes, tanto cardiológicos como respiratorios.
Así las cosas, las recomendaciones a deportistas que se hayan contagiado con el coronavirus que tiene en vilo a la humanidad varían de acuerdo a las siguientes variables:
A. Deportista COVID-19 negativo y asintomático:
- Deportistas recreativos: para retornar al entrenamiento deportivo deben realizar una encuesta médica autoevaluativa y se indicarán estudios adicionales sólo ante hallazgos de la encuesta.
- Deportistas de alto nivel de entrenamiento y/o rendimiento (colectivos o individuales), debieran seguir las indicaciones propias de su organización deportiva: por lo general, requieren de evaluación médica sólo si no han tenido evaluación médica en los 6 meses previos (si lo han tenido, hacer encuesta médica autoevaluativa). Indicar estudios complementarios si hay hallazgos que lo requieran.
B. Deportista COVID-19 positivo y asintomático:
Abstenerse de entrenar; debiera realizar sólo actividad de baja intensidad (menores a 4 mets/o actividades de la vida diaria en domicilio) por dos semanas desde la fecha del test positivo (mantener estrictas medidas de aislamiento) y reintegro progresivo, tipo reacondicionamiento por otras 2 semanas y si todo va bien en estas dos semanas, iniciar entrenamiento formal. Requiere evaluación médica (que incluya historia clínica y examen físico) y ECG de reposo; otros exámenes según hallazgos.
C. Deportista COVID-19 positivo y levemente sintomático (cuadro clínico leve sin disnea significativa):
No debe realizar actividad física durante el período sintomático. Desde la desaparición de los síntomas, debiera realizar sólo actividad física de baja intensidad por dos semanas (manteniendo estrictas medidas de aislamiento), y reintegro progresivo por otras dos semanas y si lo tolera bien y no presenta síntomas en estas 2 semanas seguir con entrenamiento formal. Requiere de evaluación médica, ECG de reposo y, eventualmente, un ecocardiograma. Según los hallazgos, se podría requerir mayor estudio.
D- Deportista COVID-19 positivo y con cuadro clínico moderado y/o síntomas cardiorrespiratorios:
Deberá suspender la actividad física por al menos un mes desde el alta e iniciar un programa de rehabilitación supervisado (puede ser a distancia) y luego reintegro progresivo a los entrenamientos con supervisión clínica. Requiere de evaluación médica, biomarcadores, ECG de reposo y ecocardiograma. Ante duda diagnóstica, evaluar uso de TAC de tórax y/o resonancia cardíaca. Si el estudio lo permite, realizar una prueba de esfuerzo.
E- Deportista COVID-19 positivo y con cuadro clínico severo (sin compromiso cardíaco conocido):
Deberá suspender la actividad física por uno a tres meses desde el alta, e ingresar a un programa de rehabilitación supervisado en su casa y/o en un centro de rehabilitación y luego reintegro progresivo con supervisión clínica a los entrenamientos. Requiere de evaluación médica, laboratorio con biomarcadores, ECG de reposo y ecocardiograma. Radiografía de tórax o TAC de tórax sin contraste para descartar secuela pulmonar. Realizar una Resonancia Cardíaca en caso de sospecha de compromiso cardíaco. Si el estudio lo permite, antes de iniciar los entrenamientos, realizar una prueba de esfuerzo.
F- Deportista COVID-19 positivo y con compromiso cardíaco (troponinas o péptidos natriuréticos elevados, disfunción VI, arritmias u otras alteraciones en ECG de reposo):
Deberá suspenderse la actividad física por al menos 3 a 6 meses desde el alta, debe ingresar a un programa de rehabilitación formal siguiendo las normas de miocarditis18. Finalmente, si la evaluación lo permite, reintegro con supervisión clínica a los entrenamientos. En aquellos deportistas que evolucionan favorablemente con elevación de troponina y/o BNP en forma aislada con ecocardiograma normal sin hallazgos patológicos en la resonancia cardíaca ni presencia de arritmias, el período de suspensión de tres meses podría ser suficiente. Requiere de evaluación médica, laboratorio con biomarcadores, ECG de reposo, ecocardiograma y RM Cardíaca. Radiografía de tórax o TAC de tórax sin contraste para descartar secuela pulmonar. Si la evaluación lo permite, realizar una prueba de esfuerzo y un Holter de ritmo si hay arritmias o disfunción ventricular, y previo al inicio del entrenamiento. En caso de haber presentado o sospechado un evento coronario durante su hospitalización debe realizarse una prueba de estrés, idealmente una prueba de esfuerzo con imágenes (MIBI/PEG o ECO estrés), si es posible.
Agradecimiento: a doctor Sebastián Wollf de Instituto Wolff (click acá para acceder a su Instagram)
Foto de tapa: gentileza NL Fotos (click acá para acceder a su Instagram)
Fotos de la nota: Claudio Pereyra Moos
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