Matías Sindoni (29) es un guía de montaña que decidió mudarse hace un año a Europa para sumar experiencia en su disciplina, que en el Viejo Continente tiene mucha historia.
Tanto amor tiene por su profesión que para perfeccionarse dejó atrás a su querida provincia y, fundamentalmente, su familia, integrada por sus padres, Rubén y Avelina Alonso, más su hermano Martín (25).
Actualmente, reside en la ciudad austriaca de Innsbruck, capital del estado occidental de Tirol, una localidad en los Alpes que ha sido durante mucho tiempo un destino para la práctica de deportes de invierno.
El amor por la naturaleza
Matías siempre tuvo un vínculo y una conexión especial con la naturaleza y ya, entre los 14 y 15 años, eligió transitar las montañas como camino de vida y forjar su carrera profesional en esta actividad que es su gran pasión.
El deportista comenzó describiendo la enseñanza que recibió de sus padres. “Dos personas –destacó– que me criaron con grandísimo amor y una libertad alucinante, en la cual estuvieron siempre acompañándome en mis proyectos, guiándome de una manera muy sana, con una educación en valores humanos hermosos. Ambos son docentes y la educación la llevan en la sangre. Nos criaron con estos principios de libertad y amor, lo que nos permitió siempre la oportunidad de elegir y una confianza ciega para desarrollarnos como seres humanos y profesionales”.
Por otro lado, contó que “todos mis estudios los realicé en Mendoza, la primaria en una escuela de la Universidad Nacional de Cuyo, lo que fue el Polimodal lo terminé realizando en un colegio privado. Apenas terminé con la educación formal, a los 18 años, ingresé a la Escuela de Guías de Alta Montaña, siempre con la decisión tomada desde tiempo atrás de desarrollarme en esta actividad. Por supuesto, la influencia que tuve de mis padres sobre la conexión con la naturaleza fue desde mis inicios y mi vínculo con el espacio natural fue creciendo muchísimo”.
“Entre los 14 y 15 años elegí este camino de la vida –agregó-, que es transitar las montañas. En mis inicios me dediqué a entrenar, a formar parte de un grupo de montañismo en el Club Universitario de Andinismo (CUDA), el cual en ese momento el referente era Carlos Tejerina, un reconocido guía de alta montaña mendocino. Comencé de a poco a alucinarme con este mundo de la montaña y estas sensaciones hermosas que genera esta actividad, que más que un deporte es un estilo de vida”.
En ese sentido manifestó que “eso me fue llevando de a poco a la profundidad de conocerme a mí mismo en los ambientes naturales, lo cual te da unos parámetros muy importantes en cuanto al desarrollo como ser humano. Para mí sería muy fructífero y productivo, para el desarrollo de los niños y niñas, que el montañismo esté incluido como una actividad dentro de las escuelas y colegios. Que todas las personas desde temprana edad tengan acceso a la montaña sería muy importante en cuanto al desarrollo humano, a la capacidad que te propone la montaña de resolver problemas y de fortalecer un poco la cabeza sobre todo, siempre empujando para arriba y disfrutando del entorno, en una actividad que te permite vivir el tiempo presente”.
Descubrir el esquí
Más adelante Matías comentó que “en este momento estoy viviendo en la ciudad de Innsbruck (Austria). A Europa llegué hace poco más un año. Al principio estuve visitando algunas amistades por la zona de Barcelona (España) y luego me fui a Italia, donde prácticamente me dediqué a esquiar y trabajar, encontré un trabajo que me permitía practicar ese deporte. Por suerte pude lograr el equilibrio en mis tiempos y me pude dedicar al esquí, un deporte que descubrí prácticamente de grande, ya que tenía 26 años cuando me puse por primera vez unos esquís. Es un deporte que lamentablemente por las condiciones de Argentina no es accesible para todos, es una disciplina que cuesta mucho desde el punto de vista de recursos económicos. Cuando logré mi independencia económica, pude dedicarme a este deporte y luego terminé en Italia para seguir creciendo como deportista”.
“Busco el crecimiento personal y profesional”
El mendocino señaló que en Europa busca “un crecimiento tanto en lo personal, como puede ser aprender otros idiomas, poder relacionarme con distintas personas de otros lugares, y también desde lo profesional. En este continente hay un desarrollo del montañismo con mucha historia. Tiene unos 200 años o más de historia en este aspecto, por lo que cuentan con otra infraestructura de montaña, con otro acceso y estilo de vida hacia lo que es el mundo de la montaña. Nosotros en Sudamérica tenemos otra concepción, otros puntos de vista. En Austria, un gran porcentaje de su población esquía desde que tiene dos años en general, lo que le permite tener un muy alto nivel a los deportistas del esquí”.
Al respecto, indicó que “existen otras motivaciones generales para la sociedad, condicionadas obviamente por un sistema social y económico que al no haber tanta desigualdad económica, sea mucho más accesible el tema de esquiar, andar en bicicleta y los niños desde muy chicos tienen a sus padres que los llevan a escalar y a otras actividades que les permite desarrollarse como deportistas sumamente profesionales y motivados desde que tienen dos años”.
“Esa gran diferencia social y económica –dijo– con otros países marca mucho. También es por ello que estoy decidido a estar un tiempo más en Europa, porque uno se puede desarrollar como deportista de otra manera, por el momento me encuentro en temporada baja, pero se viene el invierno, no tengo un trabajo formal como guía de montaña, porque los requisitos para poder trabajar acá son otros, el cual me gustaría hacer y desarrollar. Por el momento estoy lejos de eso y mi objetivo para lo que se viene es seguir creciendo como deportista”.
Respecto a los referentes del montañismo que tiene en Mendoza, Matías recordó que “ siempre fueron personas que marcaban un camino, que estuvieron siempre ahí y uno entiende que no es necesario mirar mucho para afuera, ya que en mi caso, hoy por hoy, son mi amigos, con quienes he escalado muchas veces con algunos y con otros no tanto, no tuve muchas oportunidades. Tenemos en Mendoza deportistas de montaña de altísimo nivel, que han desarrollado y han hecho cosas la verdad para sacarse el sombrero, gente muy humilde, que se dedica a este deporte por pasión y esos son mis verdaderos referentes”.
Más adelante, aclaró que “no tengo un plan de entrenamiento sumamente formal, intento todos los días hacer alguna actividad, salir a correr, practicar escalada deportiva en roca, andar en bicicleta o a veces simplemente estar en casa y poder hacer ejercicios. También momentos de estiramiento, un poco de yoga o actividades como cinta, son ejercicios para estimular el equilibrio, la fortaleza de la cabeza, más la fortaleza de los músculos. Siempre el objetivo personal es intentar mantenerme fuerte y motivado. Hay momentos que toca trabajar, donde uno no le puede dedicar el tiempo que quisiera al entrenamiento y simplemente toca hacer actividades como nos pasa a todos, pero siempre en la búsqueda de la motivación constante”.
“Un deporte donde no existen reglas”
Comentó asimismo que el montañismo “tiene algo que es muy hermoso, es un deporte que no existen reglas, no hay un árbitro que te esté juzgando si tocaste la pelota con la mano o cometiste una falta, a excepción obviamente si estamos hablando ya de las ramas del montañismo, como hoy en día es la escalada deportiva en los Juegos Olímpicos. Por supuesto que en ese caso, hay un juez que te va a exigir las reglas de la actividad en sí. Pero es importante lo que significa para una persona, que trabaja ocho horas por día, cinco días a la semana, poder salir a caminar el fin de semana, encontrarse en la libertad de elegir dónde ir, respetando los parámetros de seguridad, controlando las condiciones del clima como viene para ese fin de semana, tratando siempre de mantenerse coherente con su estado físico, con sus límites y objetivos, y más allá de los elementos necesarios para ir, disfrutar de uno o dos días de la naturaleza”.
Dijo además que “lo lindo que tiene la montaña es que es un deporte libre, el único juez que vas a tener sos vos mismo, cuando te encuentres en que las exigencias físicas y mentales ya son elevadas, lo lindo que es sentirse que uno se puede expresarse realmente como lo desea es una bendición. Me alegra que en Argentina, y en Mendoza en particular, se estén aflojando las tensiones por la pandemia, abriendo actividades al aire libre y en cuanto al montañismo, tomar conciencia de lo que significa estar aislado entre montañas, hay que capacitarse y tener una buena base de entrenamiento”.
Vivir la pandemia en Europa
Explicó finalmente además que el tema de la pandemia “la tuve que vivir en Italia, en un pueblo llamado Livigno, al norte del país cerca de la frontera con Suiza. La verdad que, como nos pasó a todos, fue algo sorprendente, un poco angustiante a veces, porque cuando a uno le alteran su capacidad de elección y tomar decisiones pasa a ser una incomodidad grande… Pero tuve la suerte de encontrarme en un pueblo pequeño rodeado de montañas. Cuando creí que era oportuno, salí a correr o entrenaba en casa, tratándome siempre de mantenerme arriba en el aspecto motivacional”.
Fuente: Prensa Deportes Gobierno de Mendoza
Fotos: Web Prensa Gobierno de Mendoza
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